De acuerdo a la UNESCO, hoy, 8 de septiembre, se celebra el Día Internacional de la Alfabetización. Este día, se reconoce como tal, desde el año 1965. Con motivo de su celebración, quisimos presentar unos datos sobre las políticas de alfabetización en Venezuela, que complementan nuestro post anterior titulado: Analfabetismo: entre 1,23 y 57,9
Como todos sabemos, antes de la aparición de las misiones, las políticas de alfabetización se diseñaban e instrumentaban desde la Dirección de Educación de Adultos del Ministerio de Educación.
Con el inicio del pasado gobierno, en el año 1.999, el ministerio, a través de la OSPP, anunció un programa para disminuir en dos años y medio el número de personas analfabetas, utilizando para ello el trabajo voluntario de los bachilleres que aspiraban entrar a la universidad.
Posteriormente, en junio del año 2000 fue lanzada la “Campaña de Alfabetización Bolivariana”, con la juramentación de 20.000 voluntarios. Su meta era la reducción del analfabetismo en un 40% en un lapso de 6 meses. Para el 2001, esa meta se habría replanteado, proponiéndose la erradicación del analfabetismo para el año 2003. Este plan sólo logró incorporar al proceso de alfabetización a 60.000 personas.
El Censo del 2001 reveló que en el país había más de 1 millón de personas analfabetas. La cifra exacta es 1.082.485 personas de 15 años y más (*) lo que equivale a una tasa de analfabetismo de 7,02%
Con esos antecedentes, en el 2003 se crea el Plan Nacional de Alfabetización, cuya meta era erradicar el analfabetismo para el año 2005 y para organizar su instrumentación se estimaron unas cifras de analfabetas, por Estado, diferentes a las existentes en el Censo del 2001. De esta manera, en lugar de programar la alfabetización de 1.082.485 personas mayores de 15 años, -o de acuerdo a la convención utilizada por el Censo en aquel momento, programar la alfabetización de 1.153.864 personas mayores de 10 años-, se programó la alfabetización de 1.595.000 personas en todo el territorio nacional, en 50.000 aulas dotadas con un televisor y un reproductor de video, a cargo de un facilitador y un asistente en cada aula, para atender a los participantes durante dos horas diarias por 7 semanas. En ese tiempo se esperaba que los participantes demostraran “que han aprendido a leer y a escribir sus nombres y apellidos, que leen con cierta fluidez y son capaces de redactar oraciones, mensajes sencillos y hasta cartas”, de acuerdo a lo que reza en el texto del Manual del Facilitador utilizado en aquel momento.
Con el Plan Nacional de Alfabetización se da nacimiento a la que hasta hoy, se denomina la Misión Robinson y que actualmente tiene 3 niveles (Robinson 1, a la que corresponde el proceso de alfabetización; Robinson 2 dirigida a la incorporación y graduación de adultos alfabetizados en sexto grado (**); y Robinson 3, destinada a constituir círculos de lectura con adultos alfabetizados pero no escolarizados) y dos componentes, uno nacional y uno internacional (El 19 de marzo de 2006 se crea la “Misión Robinson Internacional” (***) en la que se establecen convenios de cooperación e intercambio con países del ALBA, entre otras, en materia de alfabetización). La ejecución de esta política, inicialmente es asignada al INCE, pero el 14 de febrero del 2005, mediante el decreto 3.524, se crea la Fundación Samuel Robinson que será la encargada de la instrumentación de la misma hasta la fecha.
Es así como una política que, inicial y tradicionalmente, formaba parte del sistema educativo formal, se convierte en una línea de acción que funciona paralelamente al sistema formal y que progresivamente va asumiendo parte importante de las competencias de la Direción de Educación de Adultos. La Fundación tiene el siguiente propósito:

Ese propósito se instrumenta, como se mencionó arriba, en tres niveles y en dos dimensiones. En la dimensión nacional, los tres niveles de la misión son los siguientes:
La Misión Robinson 1, que es la que se encarga específicamente del proceso de alfabetización de la población, se enmarca en la política enunciada de la siguiente manera: «Propiciar el conocimiento de la lectura y escritura en la población no escolarizada de la Nación» y utiliza para ello el método de alfabetización diseñado en Cuba y llamado “Yo Si Puedo” .
Desde sus inicios, y de acuerdo a las cifras de las memorias y cuentas del Ministerio, ha atendido a un total de 1.792.952 participantes, de los cuales han egresado 1.723.726, es decir, el 96%
A continuación se presentan dos gráficos con la progresión en el tiempo tanto de los inscritos como de los egresados.


Como se puede apreciar en los gráficos, los esfuerzos más importantes de incorporación de población se hicieron el primer año, disminuyendo, tanto el número de inscritos, como el de egresados, a lo largo del tiempo que tiene de existencia esta misión. Ese comportamiento, para una política como la de alfabetización de la población, que supone la disminución progresiva de las personas en dicha condición, en la medida en que funciona la política y que tiene éxito el sistema educativo en sus programas formales, luce obviamente normal. No obstante, cuando se comparan el número de egresados, con la población analfabeta registrada en el Censo del 2001, en las cifras estimadas al momento de lanzar el Plan Nacional de Alfabetización y con la población analfabeta registrada en el Censo del 2011, pareciera que no se trata de un comportamiento tan claro que, al menos, requiere de una investigación para determinar una explicación de lo sucedido.
Las cifras hablan por sí solas, tal como se observa en el siguiente cuadro.

Por su parte, para la Misión Robinson 2, que fue creada para que las personas alfabetizadas pudieran incorporarse a la educación primaria y graduarse de sexto grado, la política pública se enuncia de la siguiente manera: «Garantizar la permanencia y prosecución en la modalidad de jóvenes, adultos y adultas excluidos del Subsistema de Educación Básica». Como se puede observar, se trata de sustituir la actividad tradicionalmente adelantada por los mecanismos de la Dirección de Adultos, por un programa que, si bien se enmarca dentro del ámbito de competencia de dicha Dirección, se ejecuta externamente y en forma de misión, así se denomine «modalidad» como dice este enunciado.
En este punto, es importante señalar que estas misiones se sustentan en la lógica del aprendizaje acelerado y se plantearon como programas no permanentes. Para ello, en este caso, se utiliza un método denominado “Yo Si Puedo Seguir”, que sigue una estrategia de enseñanza similar al método Yo Si Puedo, utilizando televisión, VHS, video clase y folletos de apoyo.
Otro aspecto que cabe resaltar, es que esta misión no sólo pretende atender a los egresados de la misión precedente, sino que procura la inclusión de todos los adultos que no estén escolarizados o que no hayan terminado la educación primaria.
Desde sus inicios, de acuerdo a las cifras de las memorias y cuentas, esta misión ha incorporado a 3.981.278 personas, de las cuales se han graduado de sexto grado 827.066, es decir, el 20,8%. A continuación se presenta la progresión en el tiempo de los inscritos y egresados en este nivel de la misión.


Como se puede observar en los gráficos, los tres primeros años de instrumentación de la Misión Robinson 2, no tuvieron egresados, lo que resulta normal dado que se estima que cada año, los participantes, aprueben el equivalente a dos grados de educación primaria.
Finalmente, la Misión Robinson 3, es la que está diseñada para la promoción de la lectura y la escritura de los egresados de las dos misiones anteriores que no desee continuar estudios formales en bachillerato, a través de la conformación de «Círculos de Lectores«. Esta misión comenzó a operar en el año escolar 2006-07 y hasta la fecha se han registrado 197.425 participantes, incorporados en el tiempo, tal como se observa en el siguiente gráfico:

Como parte de la esta misión, se presume, de acuerdo a lo mencionado en la memoria y cuenta, que la formación en estos círculos de lectura, puede incluir o estar complementada por capacitación laboral en oficios que facilite a los participantes «auto abastecerse en sus necesidades» o incorporarse en «unidades productivas socialistas en los ambientes robinsonianos ubicados en todo el país»
Para este año, de acuerdo a la programación contenida en la memoria y cuenta del MPP para la Educación, se estima la alfabetización de 70.596 personas, el ingreso a primaria de 129.996 y la incorporación en círculos de lectura, de 172.664, es decir, la participación de 373.256 personas adicionales en los tres niveles de la Misión Robinson.
Sin embargo, la tarea pendiente que tenemos como país en este campo, es casi similar a la que teníamos cuando arrancaron las misiones, porque, de acuerdo a los resultados del Censo del 2011 tenemos en el país todavía más de un millón de personas que no saben leer ni escribir, exactamente 1.039.217. Si asumimos que a la cifra oficial podemos restar los egresados de la Misión Robinson 1 del año 2011-12 y también asumimos que dicha misión cumplirá con su meta en un 100%, es decir, si asumimos que el año pasado se alfabetizaron 33.583 personas y que este año lo harán las 70.596 estimadas, todavía tendremos pendiente la alfabetización de 935.038 venezolanos.
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(*) Algunas personas refieren, como la cifra de analfabetas arrojada por el Censo de 2001, 1.154.013 que equivale al 6,4% debido a que en los resultados de ese Censo divulgados por el INE, esa es la cifra establecida. Sin embargo, ésta no se corresponde a la cifra precisa de analfabetismo, de acuerdo a la convención establecida por la UNESCO, porque incluye a la población de 10 años y más y no a la población de 15 años y más que es lo técnicamente correcto.
(**) El 8 de septiembre del año 2003, mediante el decreto 2.602 se crea la Comisión Presidencial para el estudio, formulación, coordinación, seguimiento y evaluación del Plan Extraordinario de Prosecución Educativa al Sexto Grado de los Adultos Alfabetizados del “Plan Extraordinario de Alfabetización Simón Rodríguez”
(***) En el 2008 se reportó un total de 318.499 participantes de la Misión Robinson Internacional en Nicaragua y un total de 820.264 participantes de esa misión en Bolivia.
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